Thursday, March 15, 2007

Una cena de iniciación


En un foro muy copado, en el que estoy leyendo mucho, surgió un tema interesante; el de la "infidelidad consentida". Esto puede tener muchas formas y yo sólo me voy a limitar a comentar un episodio que rescaté de mi diario de sumisa. En este caso el relato va a ser mucho más breve.
Llevaba tres meses de una intensa relación con mi amo, cuando nos encontramos un viernes en Buenos Aires, íbamos a compartir un fin de semana.
Encuentro, larga e intenso sexo vainillita, con pequeños matices sado y mientras sucedía mi Amo Buddha me cuenta que la noche siguiente tendríamos un invitado a cenar. Además me dijo que me iba a cojer frente al invitado, al terminar la cena. Mi diario registra que el relato en la cama me produjo muchos orgasmos. Al final me dijo (que si yo lo consentía), le gustaría que tuviese también sexo con nuestro invitado. Esto último dicho así, pero con cierto énfasis imperativo.
Se hizo la cena que Amo Buddha preparó y sirvió con mucho esmero. Previamente, a la tarde había estado comprando ropa para la ocasión de acuerdo a instrucciones muy precisas. La cena fue fantástica porque me sentí muy halagada y todo se desarrollaba en un tono amable y muy erótico.
Luego del postre y larga charla mi amo mi hizo para y comenzó a besarme (acá hay que aclarar que el invitado no estaba al tanto de nada de lo que iba a ocurrir). Me empezó a desnudar despacio. Es cierto que al principio me puse un poco tensa, pero luego de una cena tan espectacular en todo sentido, me aterrorizaba la idea de arruinar todo por falta de coraje.
Ya sólo con una tanga puesta nos sentamos en un sillón, para que el invitado mirara. Yo no pude verle la cara y todo era un denso silencio, salvo la música que sonaba.
Si bien me parece que los planes del Amo Buddha eran cojerme en ese sillón, quizá por mi tensión, me llevó a la cama en la habitación. Invitó al hombre que miraba a que nos siguiera. Tuvimos sexo y la mirada del hombre me excitaba a más no poder. Intentaba darle la espalada para no turbarme, pero saber que estaba en la puerta, parado, mirando, me volvía realmente loca. Tuve tres orgasmo seguidos y en medio de ellos mi amo me preguntó si aceptaba estar con el invitado. Le dije que sí, pero que por favor él se quedara en la habitación mirando, que no me abandonara.
Así fue. Esta oportunidad no fue la más placentera de todas, pero sí fue la primera de una larga lista de encuentros similares.
No lo vi irse, pero me parece que el invitado se fue muy contento del departamenteo.
Nunca me lo volví a cruzar y nunca supe cuál era su real relación con Amo Buddha, pero eso no importa mucho.
(hoy dejo otra foto mía, con el signo que me tatué para mi amo)

No comments: